Hablemos de salario emocional
Existe un concepto que ofrece gran valor a los colaboradores y empresas denominado el salario emocional, que puede llegar a conseguir lo que muchas veces el dinero no: la motivación de las personas.
En algunos países de Europa y en Estados Unidos este término se ha venido posicionando como una forma efectiva de motivar a los colaboradores para alcanzar su satisfacción plena. El salario emocional está relacionado con una mejor calidad de vida para los empleados más que con el balance que arroje a fin de mes una cuenta bancaria.
Los empresarios hacen uso de este, de forma tal que, los beneficios que le puedan brindar al colaborador crezcan, determinado mediante un reconocimiento a su labor, lo cual repercutirá en aumentar su autoestima y por ende su confianza. Lo que a la larga se traducirá en un incremento en la productividad. A mayor flexibilidad horaria y comprensión por parte del empleador, se generará menos estrés en los empleados y estos podrán trabajar con más ganas y compromiso, ya que, si se crean lazos emocionales, el sentido de pertenencia del colaborador aumentará.
El salario emocional relaciona al colaborador con la empresa en el intercambio entre las habilidades y capacidades que se dan en el entorno. Por una parte, el colaborador está aportando conocimientos, experiencia y dedicación; por otra, la empresa le podrá ofrecer unos estímulos suficientes, que se pueden denominar como “contrato emocional”, el mejor tipo de contrato según Santiago Solanas, CEO de la empresa Sage.
Es el momento entonces de definir qué papel juega el estímulo en el entorno del salario emocional, este se podría determinar como un motor que puede llegar a impulsar las metas, tanto a nivel corporativo como personal, para alcanzar resultados, reconocimiento y autorrealización, y esta será una estimulación que influirá directamente en el nivel de satisfacción del empleado. Será una sensación positiva que se verá reflejada en el desempeño y productividad de sus capacidades y competencias.
Actualmente se vive en el mercado laboral cierta precariedad en los contratos y una notable reducción del nivel salarial, esto obliga a las compañías a volcarse hacia los incentivos no monetarios que pretenden reconocer el logro de los empleados por medio de otros mecanismos. Por esta razón, los conceptos tradicionales de motivación y fidelidad han evolucionado en los últimos años como consecuencia de esta crisis. El tiempo que un empleado dure en una empresa (relacionado con la estabilidad que esta le ofrezca) y el salario, han sido considerados como fundamentales; sin embargo, en el presente, el salario emocional prima ante un futuro económico incierto.
Llegamos al punto en el que nos preguntamos cómo podemos incorporar el salario emocional en nuestras copropiedades o compañías para generar en los colaboradores un beneficio a largo plazo. Podemos decir que lo primero es que si esta técnica se adapta a conciencia se logrará atraer a un personal que quiera vincularse emocionalmente con la empresa, se sentirá motivado a permanecer por un largo periodo de tiempo y a dar lo mejor de sí.
Ahora, los aspectos que te ayudarán a establecer esta nueva política basada en el salario emocional son:
- Ser transparente.
- Mantener una comunicación fluida.
- Buscar que se cree un vínculo entre la empresa y el empleado.
- Conocer, investigar y satisfacer las necesidades de los trabajadores.
- Supervisar y reconocer.
- Dar una valoración objetiva.
Así que nuestro último consejo para las copropiedades, administradores o todas aquellas personas involucradas en el área de propiedad horizontal, es que se conviertan en lugares buenos para trabajar o en empresas flexibles, donde apoyen las marcas personales de sus empleados, esto sin duda será una consigna de aceptación en el mercado que atraerá al mejor personal.
¡Los esperamos en una próxima entrega!
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